Talese en 2 frases:
“Presto atención a la gente común, porque yo soy común. Mi
padre no era el alcalde de la ciudad, el director de un centro universitario o
el dueño de un periódico. Era un simple trabajador. Yo soy un simple
trabajador. Mi perspectiva es la de un intruso, de un luchador, de un
advenedizo, de alguien que procede de una clase inferior. Y creo que la gente
más común también es interesante y se merece que se informe sobre ellos. A un
periodista más tradicional solo le importa contar lo que hace la gente
importante”.
“Periodismo de clase alta. Hoy los periodistas no son gente
normal y corriente. Han sido educados en las mismas universidades de elite que
las personas que controlan el poder en el Gobierno. Los periodistas se mueven con
ellos. Van a los mismos clubes, sus hijos van a las mismas clases, nadan en la
misma piscina. Y por eso no se cuestionan los unos a los otros, porque están
todos unidos”.
Dentro de ese extenso panteón de escritores a los que
admiro, Borges, Tolkien, Asimov, Cortázar, Puzo, Burgess, Hemingway… hay un
nombre, un hombre, al que desearía poder acercarme… Miento, al que desearía
poder emular. Ese hombre se llama, Gay Talese.
Hijo de inmigrantes italianos radicados en Estados Unidos en
el año 1922, nacido en Nueva Jersey en 1932, Talese, es reconocido y admirado
por la gran mayoría de periodistas que existen en este noticioso planeta (me
atrevo a decir), por ser uno de los escritores fundantes del ‘periodismo
literario’ o ‘reportaje de no ficción’, o ‘Nuevo Periodismo’.
Talese, hijo de un sastre italiano, a sus 81 años zurce historias
con delicada eficacia –Perdonen esta fácil metáfora-. Sinatra está resfriado es, por acuerdo general, uno de los mejores perfiles jamás
hechos a persona alguna (Léalo aquí). Sobre este perfil mucho se ha dicho,
muchas autopsias se le han hecho buscando en esos párrafos las moléculas que todo
redactor debe asimilar para ser eso, un buen redactor. Así que sobre los textos
de Talese lo único que diré es: Léalo, es divertido hacerlo.
Pero lo que me trae aquí, lo que deseo emular del hombre, no
es su talento a la hora de escribir. Lo que admiro, es su impecable obsesión
por los trajes. “Hijo de un sastre severo pero caballeroso de Calabria y de una
madre italoamericana amable y emprendedora” (Talese, 1996), Talese, siempre viste
de magistral paño… A un hombre se lo conoce por sus obsesiones y la de Talese es
la elegancia. Una cualidad de la que
carezco, de la que carece mi generación, obsesionada por modas pasajeras y
descuidadas, que en nada alimentan ideas como la distinción, el garbo o la
donosura… Estas palabras no están en nuestro vocabulario. El encanto ha cedido
al lujo, el buen corte a la marca…
Disfruto de leer y ver a Talese, porque al escribir y al
vestir personifica la palabra: Elegancia.
El siguiente video, elaborado por Mendotstyle, hace un bonito acercamiento a Talese desde su gusto por los trajes.
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