Ayer 13 de agosto se cumplieron 13
años del infame asesinato de Jaime Garzón Forero, abogado, periodista, humorista, pacifista, quien a lo largo de la década del 90 del siglo
pasado se convirtió, quizá sin buscarlo, en la conciencia de una nación
adormilada, para mi, el último hombre honesto que vivió en Colombia.
Fue precisamente el ejercicio consciente
y cívico de la honestidad el que al final le ganó el desprecio de todas esas
manos oscuras que rigieron y rigen este país. 13 años después de su desaparición
el crimen sigue impune, la justicia sólo recuerda este caso una vez al año, en
el aniversario, y emite algún tonto comunicado sobre falsos avances para calmar a la mansa opinión pública colombiana, ávida de placebos.
Nada se sabe de los autores
intelectuales y ya son trece años desde la muerte de aquel que supo vaticinar y
divulgar a través de la sátira lo que sucedió a lo largo de la primera década del
siglo XXI en éste país. La memoria de su
ejemplo se diluye con cada año, más pronto que tarde será una nota al pie en la
historia de Banania… Colombia. Yo recuerdo tres frases del finado, que con los
años me estremecen con más fuerza, decía en una:
“Lo que yo hago en televisión es que le cuento al país sus propias
desgracias y los descarados se ríen y a carcajadas”.
En otra, demostraba su capacidad de creer en los demás,
en el vecino, en el ciudadano, algo que parece no sé hacer y que no parece ser
parte de eso que llaman ser colombiano:
"Yo creo en la vida, creo en los demás, creo que este cuento hay
que lucharlo por la gente, creo en un país en paz, creo en la democracia, creo
que lo pasa es que estamos en malas manos, creo que esto tiene salvación, ESO
ES UN NORTE DEMASIADO LARGO".
Y esa falta de creencia, de fe, que nos
caracteriza, supo plasmarla en una frase que me aterroriza y que se me antoja la
naturaleza de esta nación en “desarrollo”:
¡Ahora ya todo volvió a la anormalidad¡
… Y por eso mi personal homenaje pasa por hacer
un par de estampitas, esperando que en ésta patria que ama más una hierofanía (en
una pared húmeda), que a un ciudadano inmolado, alguien encuentre ésta imagen y
quizá rece por él, un verdadero santo civil.
…Ahí perdonaran los errores de lipotimia.
Genial, Garzón estaría orgulloso, o tal vez sólo ser reiria
ResponderEliminarProbablemente se reiría después de decirme: güevón!!!
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