miércoles, 28 de enero de 2015

Chicharrón Wéstern, mi primer fanzine




Conozco en buena medida la gloriosa historia del fanzine y el importante papel que tuvo en vanguardias ahora polvorientas, en movimientos juveniles ahora entrados en la edad adulta, conozco sin duda la reverencia con la que en Medellín y Bogotá se habla del fanzine y el fanzinero. 

Sé de las leyendas forjadas alrededor de sesudos artistas que optaron por dar la espalda al éxito en el mundo editorial y abrazaron con heroísmo estoico la efímera naturaleza del fanzine… Blah! Hasta he visto ese documental de bajo presupuesto que habla de la gloria que poseen, y  no hemos sabido apreciar los mortales, ese puñado de hombres que desde hace 20 o 25 años se vienen echando flores a sí mismos por las páginas dibujadas en medio de borracheras. Sí, he visto ese documental que tiene más de onanismo que de documento…. Y para que no haya confusiones no estoy hablando de Grapas, hablo de A La Postre Subterranea.


Nunca había sentido interés por conocer y estudiar las posibilidades que el fanzine, como medio, ofrece a tantos idealistas de la tinta. Lo cierto, es que mi interés como autor de cómic ha pasado por utilizar las posibilidades que el entorno digital me ofrece, así, el 95% de mi trabajo está pensado para ser publicado, distribuido y degustado en digital… ¡Pero qué diablos! Dije, y me puse en la tarea de hacer un fanzine.

El deseo me nació de repente, como nace toda buena idea, gracias a la presión social. Nació luego de que se sumaran varias voces con la misma pregunta ¿Pablo, has hecho algún fanzine? La respuesta negativa que les ofrecía siempre ponía una mueca de extrañeza y reproche en el rostro de quien preguntaba, prólogo necesario para la andanada de señalamientos que seguían a mi negativa: ¿Cómo no? ¡Pero si vos hacés cómic! ¡Todos los historietistas de aquí empezaron haciendo fanzine! ¡Es la forma más barata de darte a conocer! ¿No has hecho fanzine y te consideras historietista?

Haga clic sobre la imagen para 
ver las instrucciones de un Chiquizine.
Imagen tomada de ledpablo.
Hacer una cosa por primera vez siempre marca una aventura en la que se entremezcla, interés, expectativa, preocupación y redescubrimiento. Durante el proceso aprendí lo que probablemente saben mejor fanzineros de vieja data: es más fácil diseñarlo que doblarlo. Para esta tarea me incliné por el Chiquizine, y en este formato dibujé una vieja leyenda urbana que llevaba tiempo pensando en hacer cómic… Se dibujó, fotocopió, dobló, cortó y volvió a doblar y aquí está, por lo menos la versión digital, si lo desea en papel pregunte por él…

Vea a Altais doblando el Chicharrón:

1 comentario:

  1. Aplaudo la empresa de lanzarse a hacer algo por primera vez, siempre trae cosas buenas, descubrimientos que pueden ser aplicados a otras actividades. Este chicharrón está muy bueno!

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