domingo, 22 de septiembre de 2013

Gay Talese


Talese en 2 frases:

“Presto atención a la gente común, porque yo soy común. Mi padre no era el alcalde de la ciudad, el director de un centro universitario o el dueño de un periódico. Era un simple trabajador. Yo soy un simple trabajador. Mi perspectiva es la de un intruso, de un luchador, de un advenedizo, de alguien que procede de una clase inferior. Y creo que la gente más común también es interesante y se merece que se informe sobre ellos. A un periodista más tradicional solo le importa contar lo que hace la gente importante”.

“Periodismo de clase alta. Hoy los periodistas no son gente normal y corriente. Han sido educados en las mismas universidades de elite que las personas que controlan el poder en el Gobierno. Los periodistas se mueven con ellos. Van a los mismos clubes, sus hijos van a las mismas clases, nadan en la misma piscina. Y por eso no se cuestionan los unos a los otros, porque están todos unidos”.

Dentro de ese extenso panteón de escritores a los que admiro, Borges, Tolkien, Asimov, Cortázar, Puzo, Burgess, Hemingway… hay un nombre, un hombre, al que desearía poder acercarme… Miento, al que desearía poder emular. Ese hombre se llama, Gay Talese.

Hijo de inmigrantes italianos radicados en Estados Unidos en el año 1922, nacido en Nueva Jersey en 1932, Talese, es reconocido y admirado por la gran mayoría de periodistas que existen en este noticioso planeta (me atrevo a decir), por ser uno de los escritores fundantes del ‘periodismo literario’ o ‘reportaje de no ficción’, o ‘Nuevo Periodismo’.

Talese, hijo de un sastre italiano, a sus 81 años zurce historias con delicada eficacia –Perdonen esta fácil metáfora-.  Sinatra está resfriado es, por acuerdo general, uno de los mejores perfiles jamás hechos a persona alguna (Léalo aquí). Sobre este perfil mucho se ha dicho, muchas autopsias se le han hecho buscando en esos párrafos las moléculas que todo redactor debe asimilar para ser eso, un buen redactor. Así que sobre los textos de Talese lo único que diré es: Léalo, es divertido hacerlo.

Pero lo que me trae aquí, lo que deseo emular del hombre, no es su talento a la hora de escribir. Lo que admiro, es su impecable obsesión por los trajes. “Hijo de un sastre severo pero caballeroso de Calabria y de una madre italoamericana amable y emprendedora” (Talese, 1996), Talese, siempre viste de magistral paño… A un hombre se lo conoce por sus obsesiones y la de Talese es la elegancia.  Una cualidad de la que carezco, de la que carece mi generación, obsesionada por modas pasajeras y descuidadas, que en nada alimentan ideas como la distinción, el garbo o la donosura… Estas palabras no están en nuestro vocabulario. El encanto ha cedido al lujo, el buen corte a la marca…

Disfruto de leer y ver a Talese, porque al escribir y al vestir personifica la palabra: Elegancia.

El siguiente video, elaborado por Mendotstyle, hace un bonito acercamiento a Talese desde su gusto por los trajes.

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